Digo yo que también tendrá sus problemas y sus disgustos.
Me parece que sí puedo...
Puedo darle los buenos días al levantarme “con buena cara”.
Puedo estar listo a tiempo por la mañana
para que no me tenga que esperar ni enfadarse al ir al cole.
Puedo levantarme el domingo algo antes
y ayudar a preparar el desayuno de todos.
Puedo poner un cártel en mi cuarto, que diga:
ME SIENTO FELIZ EN CASA.
O también: TENGO UNA FAMILIA GUAY.
Puedo decirle una tarde que si salimos
él y yo a pasear: que me apetece mucho.
Puedo enseñarles un día esta oración
que te estoy haciendo hoy, Señor.